jueves, 1 de septiembre de 2011

Up in the air

Gran peli aunque el final es un poco forzado y pierde el encanto. Recuerdo que la vi cuando debía llevar 40 de los 139 vuelos que llevo desde el 1 de Enero del 2010 y ya me "llegaron" algunas cosas: cómo organizas todo para pasar el control de seguridad; cómo escoges la cola en función de la gente para ir más rápido; el rollo de la business lounge cuando eres viajero frecuente....


Bien es cierto que tengo que decir que al menos en Europa y en la categoría de viajero frecuente que estoy (tambien conocida como pringador habitual), la business lounge de marras tiene infinitamente menos glamour que en la peli. En concreto, la que frecuento el 99% de las veces, en Frankfurt, es una versión reducida de un mercado lleno de gente vestida con traje pero aglomerados con voracidad alrededor de los surtidores de cerveza gratis, platos de cacahuetes, emparedados, gominolas y demás guarradas que las compañías aéreas ponen a disposición de los pringantes asiduos de sus servicios de transporte. Hay algún toque de estilo (alguien con una copa de vino blanco e incluso coca cola o sprite) pero bien, bien, lo dicho: no es como en la peli.

Se agradece, eso si, un reducto equipado con bastantes sillas moderadamente cómodas y/o butacas, alejados de los fríos pasillos de una terminal aeroportuaria. En especial cuando se retrasa un vuelo, cosa que cuando llevas la somanta vuelos que llevo yo, estadísticamente te toca a menudo.



Entonces si que es eficiente porque te pones literalmente tibio a cervezas y para cuando subes al avion, el retraso realmente ni te importa, la verdad. Si además hay overbooking y te hacen un "upgrade" a "business" para dar cabida a alguien con problemas de asiento, como que te hacen más la pelota, te animas, pides otra cerveza o un vinito en vuelo y roncas en 5.1 dolby surround digital plus on the rocks durante el resto del viaje. Tema aparte es encontrar el coche en destino cuando llegas...

Volar es bonito, o al menos, eso pienso yo. Lo que se ve desde ahí arriba es espectacular. En la película de marras hay infinidad de planos de ciudades americanas. Tiene su gracia. Pero lo espectacular es ver las nubes, el cielo. Cómo cambia en invierno y en verano. Ver salir el sol en un horizonte teñido de naranja y por encima la luna en la oscuridad más absoluta. La costa mediterránea, los alpes suizos. Espectacular....



Alaska, tema aparte. El único vuelo largo que he hecho ha sido un Munich - San Francisco, y entras en américa por Alaska...Dios que pasada.  Kilómetros y kilómetros de cosa blanca y a veces unas carreteras ahí en medio de la nada que parecen ir de ningún sitio a ninguna parte. Te preguntas cosas, la verdad. Lo que no recuerdo es cuáles.

Te sientes ínfimo volando a 800Km/h a 10.000 metros de altitud con todo eso ahí abajo. Todos los números, si lo piensas, te sobrepasan. Ves las ciudades, inmensas algunas, llenas de personitas como tu, atareadas con sus vidas, con sus problemas, en su mundo, ajenas a que sobre sus cabezas, 180 personas van zumbando en un tubo de metal de un país a otro con sus propios problemitas, quehaceres y demás historias.



Luego, el haberse pasado el equivalente a 12 días seguidos dentro de un avión tiene sus puntos raros.

El viernes me subí a un ICE (algo así como el AVE alemán) y estuve un rato largo buscando el cinturón de seguridad. Claro, los trenes no llevan de eso. Joe... que peligro, ¿no? Pasa el revisor y me falta poco para pedirle un zumo de naranja en plan "azafato". Suerte que el hombre puso cara de "dame el billete o te echo a hostias" y no metí la pata. Pero bueno, podríamos asumir que hasta aquí, tiene un pase. Lo fuerte fue el día que me fuí a ver Kung Fu Panda con mis hijos y al sentarme en el cine hice también el gesto de ponerme el cinturón... Rápidamente, miré alrededor, giré la cabeza 360 grados en plan" muet·to viviente" para ver si alguien había visto el patético gesto. No. Nadie pareció darse cuenta. "Estás muy mal, tío" me dije. Luego la peli ya me tranquilizó un poco.

A ver, que me va "el rollo" está claro, pero ciertamente tiene su enjundia. Como todo, en cuanto lo industrializas, serializas o simplemente lo haces compulsivamente, el encanto, glamour y demás ornamentos decorativos pierden peso por no decir directamente "desaparecen". Cuando te subes a un avión como quien coge el bus o el metro, vives a caballo entre dos paises y llamas tu casa a dos cosas diferentes que distan casi 2.000 kilómetros entre si, te acabas preguntando demasiado a menudo "pero, ¿se puede saber que coj... estas haciendo?"

Al final, la respuesta es clara:, todos tenemos lo que buscamos. Aunque en versión "que si quieres arroz Catalina, toma tres tazas"  Así que, demos gracias y sigamos haciendo aquello por lo que, además, nos pagan. Hay muchos que hacen como yo, pero con intercontinentales. Eso debe ser de traca....

¿Te gusta viajar?





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