martes, 24 de junio de 2014

Cansancio

Tal, que desde Marzo, por lo visto, no atiendo a mi yo bloguero.

2014. Verano. Ya ha transcurrido la mitad de otro año y el caos sigue presente. Los humanos no sabemos gestionarnos. Definitivamente.

Los que me conocéis o me seguís en alguna red social sabéis que a mediados del año pasado, mi vida personal cambió a mejor. Este tumblr que encontré por ahí, lo resume bastante bien :)

No obstante, y a pesar de haber estado trabajando en nuestro pequeño mundo, el entorno se presenta y nos rodea. Aún cuando encuentras a esa persona y empiezas a construir ese algo tan especial, el exterior está ahí. No somos islas. Vivimos en un entorno con muchas variables que inciden en nosotros día a día.

Hay temas de salud. Aparecen, desaparecen, merodean por ahí y nos recuerdan nuestra volatilidad. Nuestra temporalidad. Van y vienen. Nos afectan a nosotros y a nuestros seres queridos. Humanos y no humanos.  A todos por igual.

El trabajo, va haciendo de las suyas. Soy de los pocos afortunados que, en general, disfruta con lo que hace. No es perfecto, pero está muy bien. Pero a veces, hay situaciones complicadas. Afectan a personas que conoces, te afectan a ti y afectan a los tuyos. Huelga decir, que el mero hecho de disponer de un trabajo y su consiguiente salario, con los tiempos que corren, ralla lo épico. Motivo adicional de preocupación en cuanto tienes un nivel de empatía superior al de un plato de garbanzos.

En particular, por el país en el que vivo, ves que salir adelante es complicado y que el poder es nefasto, oscuro y corrupto. No suelo ser político en mis escritos aquí, pero España es el paradigma del vicio rancio. El país donde la sociedad paga una oligarquía a la que se la ha ido de las manos la ética y los principios.

Y tema aparte son las moralinas con las que la arcaica tradición pretende mantenernos en redil. Luego aparecen lideres de dudosos principios éticos y la masa los sigue. Normal. Saltan señales vanas de alarma y se intenta por todos los medios neutralizar la rebeldía.

Todo es en vano. La locura es colectiva. En un escenario sin ideales, el ideal más esperpéntico es la única luz a la que seguir. Y así será. Ningún cambio está exento de un trauma. Y si hay cambio, hay trauma.

Luego tenemos aquellos detalles nimios, en el contexto de un universo de dimensiones inabarcables, como puede ser tener unos nuevos vecinos que son el mal. Que prostituyen la paz de tu isla con la intromisión más flagrante de tu reposo. Volvemos a la empatía del plato de garbanzos.

Y ahora que hablamos de ese plato de garbanzos, ahí está el tema. En general y buscando entre las líneas de mis palabras, todo se reduce a la empatía. Un bien escaso. Un bien mal entendido. En un escenario gris, hoy por hoy, más que empatía, se busca el famoso "efecto pigmalion". La dominación de la percepción ajena y no el entendimiento de la misma. Hemos aprehendido, que no aprendido (por las connotaciones de "captura" que entraña esa maldita "h" intercalada) la relevancia del ego. La autoestima como motor del triunfo, del ser feliz, del si yo estoy bien, todo esta bien. Y no.

Comparto el criterio de que, si uno no está a gusto consigo mismo, difícilmente lo estará con los demás; pero la libertad de uno mismo, empieza donde acaba la de los demás. No hay que hacer siempre lo que uno quiere sino querer, en la medida de lo posible, lo que uno hace. Nuestros mundos son frágiles, somos caducos. Si no nos respetamos, no existimos.

Cansancio. Cansancio de esta soledad social. Cansancio de esta inmadurez empática de la sociedad actual. En lo particular, cansancio de tanto viaje, de tanto avión, de tantas horas sin estar a su lado, de que siempre esté pasando algo, del ruido ajeno. Cansado de estar en un país donde la autoridad es impunidad. De estar en un mundo que madura tan y tan lentamente. Cansancio generalizado.

En apenas 3 (2?) días, cumplo años.

Conseguiré dormir entre los brazos de mi amada. Bien. Y cuando lo haga, el descanso se hará presente. Recordaré, que no podré recibir la felicitación de mis progenitores. Que no podré decirles "mirar donde he llegado" independientemente de donde haya llegado. Me alegraré, al mismo tiempo, de que no estén viviendo en este despropósito de sociedad a la que pertenezco. Me preocuparé, porque no sabré si mis principios darán un futuro a mis hijos. Intentaré a cada momento hacerla feliz. Y dormiré. A pierna suelta, porque estoy cansado.

Bien. Necesito vacaciones. Y también, que el mundo sea consciente de sí mismo. Que mejore. Que ciertas cosas, vuelvan a su cauce. Y que el ser humano, ahora que ya sabe que el "yo" existe, se de cuenta de que el "los otros" también.

De momento, vamos a por lo alcanzable: unas vacaciones que empiezo a vislumbrar. Y por culpa del cansancio, no desearé la paz en el mundo. Hoy no doy más que para desear la paz en mi mundo. Sí. Estoy siendo poco empático ahora mismo. Vaya hombre, siempre acaba uno contradiciéndose. Esto de ser humano, es realmente ... un sarcasmo.



Bona nit