martes, 30 de septiembre de 2014

De batallas y guerras

Ganar una batalla no es ganar la guerra. De la misma forma que perder una batalla no quiere decir que vayas a perder la guerra. Pero vamos, el punto anímico de partida no es el mismo.

Hoy ando Sun Tzu y pensando que en la vida de uno, hay un sinfín de batallas. Una detrás de otra. Sin pausa. Desde las pequeñas decisiones a las crisis. De los contratiempos a las arcadas y los lloros.

Al final ¿sabéis que creo? Que dan igual las batallas. Que la guerra está perdida. Básicamente porque en una aproximación estadística bastante plausible, vas a palmar sin conseguir todo aquello que querías conseguir.

Ahora rectifico. Si la guerra está perdida... ¡¿lo importante son las batallas?!


Ya que he citado al maestro Sun, que de nombre era más Wu que Tsu, una de sus frases:

"Si no puedes ser fuerte, y sin embargo no puedes ser débil, eso resultará en tu derrota" 

Lo que me jode de la filosofía oriental de nivel (no la de las galletitas de la suerte) es decodificar la profundidad del mensaje. No, Sun, no. Joder. No puedo ser siempre fuerte. No lo he sido y no lo seré. Puedo aparentar fortaleza pero me sé débil. ¿Qué pasa si sabes que puedes ser débil y no siempre fuerte?


Bien, si "P" entonces "Q" implica que si "no Q" entonces "no P" pero "Q" no implica "P". Ole con el algebra de Boole. Mierda porque no tengo la respuesta. Espera. sí: puedo ser débil y no puedo ser fuerte. Eso cumple la ecuación lógica ¿no? ¡Pero a veces sí soy fuerte! Bueno... o no. Mejor lo dejo. La conclusión sobrepasa a la sentencia del maestro guerrero. Si puedes ser débil pero no fuerte, no es derrota en lo que resultará la contienda. Es correcto, lo que será es un arrollamiento total y absoluto. No es opción.

Tenemos que enfrentarnos al destino. Y por destino, no quiero referirme al concepto de sino irrevocable, sino a lo que nos pasa por la vida. Pero hay que reconocer que no todo lo que se nos pone por delante es "emocionalmente comestible" Hoy tengo mala digestión. Hoy percibo derrota. Otra más. Otra batalla a la lista de la debacle emocional. Justo cuando saboreaba las mieles de la última gran victoria. Y veo la guerra ante mí. Perdida. De antemano. Se desvanece el halo de positivismo de las últimas victorias. Las que mostraban que había tomado la buena dirección. Al fin. Y confirmo, una vez más, que no. Todo no se puede. Soy un ser limitado y todo lo que pretendo, no lo puedo conseguir. Lo que anhelo es mucho. Es lícito que sea mucho. Me han enseñado que el conformismo es malo. Pero el inconformismo cuando choca de bruces contra la realidad, es aún peor.

Pienso en la vida simple y sosa de aquel al que todo le está bien. ¿Es más feliz que yo? En términos estadísticos, no gana nadie. Un eterno 5 equivale a ir rítmicamente de 0 a 10. Pero consume menos. No hay derrotas; tampoco hay victorias.


Este es otro tema. Las victorias, cuando son respetables, inundan la emoción, azuzan a la esperanza, dan alas a la imaginación. Y ya sabemos qué pasa cuando la imaginación vuela alentada por el deseo y la consecución de un hito remarcable.Nada bueno. Una vez leí que "la felicidad siempre viene acompañada de dos sensaciones desagradables: el recuerdo de su privación en el pasado y el miedo a perderla en el futuro"

La primera vez que lo leí pensé: ¡joder que depre lleva el que lo ha escrito! Vaya... ahora pienso que era un optimista bien informado.

Corolario: no parece que esté pasando nada especial. A fin de cuentas, mis anhelos, mis limitaciones, mis victorias y mis derrotas como individuo en el conjunto de la humanidad tienen menos relevancia que la identidad de un grano de arena en una playa.
Y paso de pasar a la escala del universo, porque ya es bastante deprimente la escala "humanidad"

He perdido. Otra vez. Otra condenada vez. Me ha sobrepasado la batalla. Me ha arrasado. Ha dado al traste con todas mis estrategias. Y con cada día que pasa, estoy más cerca del fin de la guerra. Sea cuando sea. Tampoco tengo prisa. ¿Para qué? Ah! si. Para conseguir lo que quiero. Ganar la próxima batalla. La próxima... ¿no era la guerra? No. A la guerra que le den.

Dime Maestro Sun, ¿cómo armas a tu ejercito después de la debacle? ¿cómo organizas a tus huestes para encarar la siguiente cita con la batalla? ¿dónde está la motivación? Espera. Tengo delante un recipiente metálico de forma cilíndrica con hermosas y evocadoras grafías: un murciélago negro sobre un fondo rojo y la frase "run mixed drink". Inspira oscuridad, perdida, derrota. La necesaria bajada a los infiernos que libera al alma.

La noche abriga a los perdedores para que el día pueda saludar a aquellos que aún quieren luchar. Voy a abrigarme pues. Mañana, ahí estaré, más o menos de pié, pero pertrechado para la siguiente. Dispuesto a todo. Dispuesto a corregir, aprender y así tener más chanzas.

Pero eso será mañana. Hoy, ya no. Y si mañana no despierto, tampoco pasa nada. Lo más probable, es que no me dé cuenta de ello :)

"Quizás otros acierten de entrada; lo que es yo, no acierto sino después de diez tentativas. Quizás otros acierten después de diez tentativas; yo, después de mil."
Kong Qiu (Confucio para los amigos)

Bona nit